Hoy fui a un mercado y después de
pasar 5 minutos esperando a que unas personas que estaban por retirarse desocuparan
un espacio en el parqueo ocurrió lo
inaudito. Como tuve que darle paso al auto saliente antes de ocupar el lugar,
en ese preciso instante, aparecieron otras personas en un auto con el explicito
objetivo de lanzarse con desvergüenza
sobre el parqueo sin importarles que yo estuviera allí esperando, y así lo
hicieron. Debo confesar que mi primera intención fue
hacer una maniobra agresiva con mi auto para impedirles el paso. Gracias a Dios
decidí no hacerlo pues habría provocado una colisión. Entonces pensé que lo mejor era dejar las cosa en
las manos de Dios y vino a mi mente un pedido que le hicieron a Jesús Juan y Jacobo una vez que estuvieron
en una aldea de samaritanos donde no les permitieron quedarse: “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda
fuego del cielo y los consuma?” pero
esta era una oración que no era necesario que
hiciera pues ya sabía la respuesta. Dice el
relato bíblico que al momento de que
Juan y Jacobo hablaron de este modo “El (Jesús), volviéndose, los reprendió, y
dijo: Vosotros no sabéis de
qué espíritu
sois, porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los
hombres, sino para salvarlas.” (Lc.
9:51-56). Por lo que resolví dejar
realmente las cosas en las manos de Dios. Según el
relato bíblico Jesús se tuvo que ir otra aldea y yo; me
tuve que ir a otro parqueo.
A pesar de que quería olvidarlo
no dejaba de sentirme mal. Y me molestaba la idea de que hubiera personas tan
irrespetuosas y mal educadas en el mundo. Siendo un poco más sincero, también sentía que tenía mi orgullo lastimado. Entré al mercado. Tomé las cosas que iba a llevar y me dirigí hacia el cajero para pagar. Todavía estaba disgustado e imaginando que
clase de gente era esa tan desconsiderada. Absorto en mis pensamientos llegué a la fila para pagar y fue allí cuando pude ver a Dios tomando
cartas en el asunto. Pero no a mi manera sino a la suya.
La fila era corta. Solo dos personas la formaban. Una ya
estaba por retirarse y la otra, un señor a
quien dos adolescentes esperaban en el pasillo al otro lado del cajero. Iba a
comenzar a poner sus productos en la estera cuando levanto su cabeza y me dijo
pase usted primero, tengo más
productos que usted. Yo quise resistirme diciendo que no importaba que él estaba primero. Pero el insistió y luego de agradecerle me dispuse a
pagar.
Ya fuera de la tienda agradecí a Dios
por a ver puesto a una persona amable en mi camino cuya pequeña acción me
hizo olvidar el malestar que sentía. Yendo
para mi casa tengo que incorporarme a una avenida saliendo por una calle pequeña. Al llegar a la señal de Pare me detuve a esperar que se
despejara la avenida y poder entrar con seguridad a la misma. mientras veía los autos pasar velozmente frente a
mi noté como un auto disminuía la velocidad a medida que se
acercaba. Se detuvo y el chofer hizo una señal con
las luces delanteras para llamar mi atención. Cuando
se aseguró de que yo lo miraba me hizo
señas con su mano indicándome que me estaba dando la
oportunidad de pasar delante de él.
Tal vez te estés
preguntando por que te cuento esto. Es que
tengo una teoría que desde hace algún tiempo vengo analizando. Vivimos en
un mundo donde es casi común ver a
una persona siendo desconsiderada con alguien más. Es
como si nos estuviéramos deshumanizando. Estoy seguro
de que, a ti, alguna vez, alguien te ha tratado de forma descortés y ha lastimado tus sentimientos. ¡Duele cuando te tratan así! Especialmente si eres de aquellos
que valoran a los demás y
observando las reglas de buena convivencia social tratas con respeto y simpatía a quienes te rodean. Yo he sido
maltratado muchas veces y de muchas maneras. Pero por cada persona que me
lastima en la próxima hora aparecen al menos dos
personas que de forma consciente o inconsciente hacen algo para mejorar mi día. Me ha ocurrido ciento de veces. Pienso que es la forma que dios usa para
decirme: no te sientas mal, levanta tu ánimo,
la vida es hermosa, aunque algunos quieran hacerte creer lo contrario.
Si mi teoría es
correcta, cuando alguien te maltrate, no te aflijas. En cambio, mantente alerta
porque en pocos minutos aparecerán algunas
personas que como si fueran mensajeros de Dios vendrán a ti y con un simple gesto disiparan todo dolor y
tristeza.
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